Cómo estar a gusto con tus precios
Estar a gusto con el valor de nuestros servicios no siempre es tarea fácil.
Hay muchas razones por las cuales podrías sentirte a disgusto con el precio de tus productos o servicios.
Precio muy bajo que apenas llegas a cubrir tus gastos o tal vez ni eso.
Pocas ganancias o beneficios, te das cuenta al hacer tu balance de cuentas, que estás pagando lo servido por lo comido y que tu margen de beneficio es bajo o ninguno. El beneficio es ese margen de dinero que te queda después de gastos (tu sueldo incluido) e impuestos, ya sea para ti o para reinvertir en tu negocio.
Precio muy alto, sientes o crees que estás cobrando demasiado. Este punto es muy interesante y nos vamos adentrando en situaciones realmente importantes al momento de ponerle un valor comercial a tus servicios. Debes estar a gusto con lo que cobras.
Precios del mercado que no encajan con los tuyos. Muchas personas o empresas rompen con los precios del mercado. Se usa como una estrategia de marketing, y la verdad es que por lo que tengo entendido da resultado. A pesar de ello, no tienes por qué bajar tus precios. Tú eres única y tu servicio por mucho que se parezca a otro no es el mismo. Tus clientes te compran a ti. Suma valor a tus servicios, siendo más tú, aportando cosas de tú background que otra persona seguro que no tiene. Y eso te hace más valiosa. Confía en ti.
Miedo tanto a cobrar mucho, como a cobrar poco. Y por aquí hemos pasado muchas emprendedoras si no tenemos claridad y seguridad con el precio de la hora de trabajo.
No saber cuánto cuesta tu hora. Aquí hay un trabajo de fondo, pero muy fácil de hacer para saber cuánto cuesta tu hora, el valor básico.
Y lo primero que te recomiendo es estar a gusto contigo misma, con el valor de tu tiempo y de tus recursos.
Para empezar, desde mi punto de vista, nada es caro. Ya que todo tiene un valor.
Si pensamos, por ejemplo, en un servicio o producto que ha llegado a nuestra vida, ha tenido un proceso de creación. O sea, una idea, una gestación, y un dar a luz esa idea, con más o menos acierto o fidelización al original. Las cosas, los productos, los servicios tienen un tiempo de creación.
Quien las haya creado ha invertido tiempo, irrecuperable y muy valioso, conocimientos, materiales y recursos en darle forma y vida.
Tú, que eres una emprendedora, sabes muy bien de lo que te hablo.
Por eso, tanto lo que tú adquieres como lo que vendes tiene un valor. El valor que tú percibes como apropiado para comprar y que así mismo te invito a percibir para vender.
Antes de empezar a andar, decide a dónde quieres llegar.
Te invito a reflexionar con las siguientes preguntas, te pueden ayudar a saber dónde quieres llegar financieramente hablando
¿Cómo es la vida de tus sueños? Esta nueva vida tiene un precio. Tu casa, coche, calidad de vida en general: vacaciones, estudio, inversiones…
¿Cuánto dinero necesitas para tener esa calidad de vida que deseas?
Y en tu negocio, ¿cuánto quieres facturar el próximo año?
Pero primero asegúrate de saber dónde estás y cómo estás.
¿Cuánto son tus ingresos actuales?
¿Qué relación tienes con la energía del dinero?
¿Por qué haces lo que haces? Pregúntate hasta 8 veces esto, ejemplo:
¿Por qué hago lo que hago? Coach Financiera emocional
1. Porque ayudo a mujeres emprendedoras a sanar su relación con el dinero
2. Porque creo que las personas pueden mejorar su calidad de vida.
3. Porque el mundo está saturado de malas costumbres financieras
4. Porque me gustaría hacer parte de un cambio profundo de mentalidad porque…. Y así hasta 8 veces. Es posible que a la tercera vez que te hagas la pregunta te bloquees. Es normal, a partir de ahí contesta sin pensar.
Encontrarás la verdad profunda de tu motivación y de tu para qué.
Una vez lo tengas, estarás conectada con tu verdadero propósito y entonces el valor y el precio fluirán mejor para ti.
Cuando hayas conectado con tu valor y tu para qué piensa en esa cifra que tienes en mente.
Si te da palo lo anterior, toma por ejemplo, el precio del próximo producto o servicio o el de ese programa que estás ingeniando en tu mente y que será de gran ayuda para tus clientes. También, por qué no, la cantidad de dinero anual, mensual o trimestral que te gustaría ganar.
Toma un par o tres respiraciones profundas y conecta con esa cifra.
Si te sientes a gusto, adelante. Este es tu techo de cristal o como suelen llamarlo tu termostato financiero.
Si no te sientes a gusto porque lo encuentras, que no es acorde al valor que tiene, sigue subiendo o bajando hasta que te sientas cómoda.
Respira y esa cifra y averigua si con ella es suficiente para tener la calidad de vida que te mereces.
Haz este ejercicio cada vez que tengas que reestructurar tus servicios, saques un programa nuevo, etc.
Espero que esta entrada de blog te haya servido para estar más gusto con el precio de tus servios o productos.