Mi historia y mis cargas emocionales relacionadas con el dinero, han estado marcadas por el pensamiento de escasez.

Mi madre siempre me decía: «no gastes demasiado, que una nunca sabe»

A mi padre, cuando le ofrecían lotería contestaba: «¿qué haría un pobre con tanto dinero?». 

Con esta educación financiera, de no gastar demasiado y sentirme pobre, como te puedes imaginar, mi viaje hacia la abundancia no sería nada sencillo. 

A los 18 años tuve mi primer trabajo. Me gastaba todo el sueldo sin saber muy bien en qué, -incluida la paga extra, por adelantado-. 

Mis padres pagaban mis estudios, pero yo, me encargaba de mi manutención. Cuando no llegaba a fin de mes, -cosa que ocurría casi siempre-, recurría a mi padre a solicitarle un “préstamo”.

Después de unos años en un trabajo precario, decidí mudarme a España, donde comenzaría mi independencia económica definitiva. 

Sin mi familia cerca, tuve que empezar a organizarme con los números. Fui aprendiendo a gestionar mis ingresos, a ahorrar, a hacer alguna pequeña inversión y a leer sobre dinero. Sin embargo, no fue suficiente para tener una buena relación con el dinero. Eso vino más tarde

Tenía ingresos, un sueldo decente, pero seguía teniendo miedo a gastar. Las palabras de mi madre volvían a mi cabeza: «no gastes demasiado, una nunca sabe…». Y empecé a experimentar una relación amor odio con el dinero.  

Por fin, a los treinta y pocos años pensé: «esto no puede seguir así».

Y un día llegó a mis manos el libro de T. Harv Eker Los secretos de la mente millonaria. Gracias a ese libro empecé a organizar mis ahorros para no derrochar ni sentirme culpable por gastar.

Y con ello empezó mi camino hacia la reconciliación con el dinero, la riqueza y la abundancia. 

En ese camino me di cuenta que la sociedad en general (tanto a nivel familiar como educativo) no enseña a tener una relación sana con el dinero. No hay información sobre el tema. Estando sumergida en ello descubrí que lo que me limitaba, estresaba e incomodaba esta en mi mente, o sea en las creencias. Que fueron condicionadas por mi familia, la historia, la sociedad y mis propias experiencias.

Gracias a ese trabajo y a mejorar la relación con la riqueza entendí que en el universo hay suficiente para todos.

Es por eso que ahora me gustaría compartir contigo esas experiencias y conocimientos que me ha llevado a sentirme libre y en paz con mis finanzas. Porque no se trata de la cantidad sino de la calidad en las relaciones, y con el dinero se tiene una relación como cualquier otra.